La mujer habitada
SIN PALABRAS Yo inventé un árbol grande, más grande que un hombre, más grande que una casa, más grande que una última esperanza. Me quede con el años y años bajo su sombra esperando que me hablara. Le cantaba canciones, lo abrazaba, le rascaba su rugosa corteza entretejida de helechos, mi risa reventaba flores en sus ramas, y a cada gesto mio le crecían hojas, le brotaban frutas... Era mío como nunca nada ha sido mío, pero no me hablaba. Yo vivíaa pendiente de sus ruidos, oyendo su suave aleteo de mariposa, su crujido de animal de la selva y soñaba su voz como un hermoso canto, pero no me hablaba. Noches enteras lloré a sus pies, apretujada entre sus raíces, sintiendo sus brazos sobre mí, viéndolo erguido sobre mí, sabiendo que me estaba pensando, pero no me hablaba... Aprendí a cantar como pájaro a encenderme como luciérnaga, a relinchar como caballo. A veces me enfurecía y hacía que se le cayeran todas las hojas, lo dejaba desnudo y avergonzado ante los guanacastes, esperando que -ta...